La música ha sido parte de la vida del ser humano desde tiempos inmemorables. Todos conocemos los efectos que la música y sus elementos (sonidos, melodías, armonías, ritmos) tienen sobre nosotros y reconocemos también los sentimientos que nos genera escuchar ciertas melodías, tocar algún instrumento, cantar e incluso bailar.
Todo lo que involucra música tiene una estrecha relación con el cuerpo y el estado emocional del ser humano. Partiendo de esta conexión, la música se ha utilizado, desde hace muchos años, como terapia para tratar un gran número cuestiones, desde físicas hasta mentales y emocionales.
Cuando nos es difícil expresar con palabras lo que sentimos, podemos recurrir a la música para exteriorizar aquello que nos esté agobiando, por ejemplo, cuando atravesamos por un proceso de duelo.
Durante un duelo atravesamos por momentos de profunda tristeza, impotencia e incertidumbre y muchas veces canalizar esos sentimientos puede ser muy difícil, lo que puede resultar en una depresión.
Durante un duelo atravesamos por momentos de profunda tristeza, impotencia e incertidumbre y muchas veces canalizar esos sentimientos puede ser muy difícil, lo que puede resultar en una depresión.